«El Círculo» I

10 11 2008

Alí vivía en un pueblo de Oriente en tiempo no muy lejano.
Escasamente instruido, se dedicaba a remendar babuchas, oficio que dominaba con destreza aprendida de su abuelo. Orgulloso de su maestro en el arte de dejar como nuevo lo viejo y gastado, contaba a quien quisiera escucharlo, los sinsabores pasados con el viejo cascarrabias.

Con el trabajo de todo un día, apenas alcanzaba para un mínimo bocado con el que amenguar los gruñidos de sus intestinos.
Iba esa tarde taciturno por la vereda en busca del alimento, cuando observó que a la dama que se disponía a subir a un carruaje, se le caía un pequeño paquete. Corrió a levantarlo y continuó la carrera detrás del vehículo, el que tirado por cuatro caballos, se alejaba veloz.

Quedó en medio de la calle, agitado, paquete en mano y el corazón galopante. Reparó en lo perfecto del envoltorio, supuso que tal vez era un regalo, una torta, un pantalón, un…
Decidió abrirlo apurado y sin cuidar de no romper el papel quedó en sus manos el contenido: Un libro.

Apenas sabía leer balbuceando, tartamudeando las letras que unía trabajosamente en voz alta como un niño, pero el libro era tan hermoso que seguramente se dejaría leer. Ilusionado lo llevó a su casa. Cerró puerta y ventana con barrales, corrió las andrajosas cortinas azules y sentado en el camastro a la luz de una vela, comenzó su lectura.

Estaba totalmente escrito en un idioma desconocido, excepto por una frase que se dejó leer luego de dos horas de intento tras intento: “Aquel que me lea hasta el final, será la persona más rica del mundo”
¡Justo es lo que necesitaba!
Y agradeció a Alá el encuentro, el misterio y la ansiedad con la que desde ese momento, se alimentarían sus días.
Claro que debía leerlo hasta el final, cierto. Esto aún no tenía solución. Copió algunas palabras en un papel y lo guardó en su camisa – ya sabía qué haría al amanecer-
V.C





«El Círculo» II

10 11 2008

Comenzó a dar vuelta hoja tras hoja con sumo cuidado. Nada le decían las palabras. Nada comprendía excepto esa frase: «Aquel que logre leerme hasta el final, será la persona más rica del mundo»

Con algunas palabras del idioma desconocido guardadas en su camisa, se acercó a la plaza en la que un escriba público tenía su puesto de trabajo. En relación al extraño idioma, no pudo dar respuesta, sí sabía a cambio, dónde podía recurrir en busca de información.

Hacia el lugar indicado se dirigió Alí sin perder un minuto de su tiempo al que comenzó a considerar valiosísimo.

El escriba lo envió a la escuela de idiomas más cercana en la que el profesor Ibn Abhur era especialista en idioma inglés, tal el origen de las palabras que Alí transcribiera en un papel, el mismo que ahora ponía a la vista del profesor Abhur a quien habló de su interés por aprender ese idioma.

Abhur consideró que en cinco años podría acceder a su lectura. También le advirtió que antes debería aprender a leer y escribir correctamente su idioma de origen: el Bengalí.

Alí decidió que lo haría en tres años.

V.C.





«El Círculo» III

10 11 2008

A los quince meses de iniciado el curso ya estaba capacitado para leer y escribir en su propio idioma. Cambió su trabajo de zapatero remendón por otro.

El escriba público al verle tan afanoso en el objetivo inicial, le sugirió que realizara su trabajo ya que le daría mayor jerarquía social, además de una remuneración acorde con la importancia de la función.
Agradecido Alí, volvió a recibir lo que tan generosamente la vida le estaba ofreciendo. Se ocupó en perfeccionar la gramática y ensayaba horas lectura con precisa entonación y muy clara dicción.

Aún no podía acceder a las páginas de su libro. Sólo leía diariamente la frase que estaba cambiando su vida.

Alí se convirtió en profesor de bengalí en la misma escuela de idiomas en la que continuó estudiando el idioma por el que fue por vez primera: inglés. Ya lo dominaba. Cumplió con el plazo que se impuso, habían transcurrido tres años.

V.C.





«El Círculo» IV

10 11 2008

Leyó con avidez todo lo que en ésa lengua estaba escrito en el libro. Guardo con celo la información de numerosos secretos para conducir con éxito su vida, recomendaciones que Alí ponía en práctica y divulgaba a sus alumnos.

Ahora no sólo era escriba bilingüe, sino profesor de ambas en la escuela de lenguas donde se le tenía por uno de los mejores, más dedicado y comprometido docente.

Pero Alí se hallaba nuevamente en un laberinto.
Las páginas de su misterioso libro ahora se colmaban de ecuaciones y operaciones aritméticas, así como complejos dibujos geométricos.
Por supuesto que de estas ciencias no sabía nada. Aunque no necesitaba que otros le dijeran de qué se trataba, eso no quería decir que pudiese con ellas.
Resuelto a superar este nuevo obstáculo, se inició en ciencias exactas. El nuevo profesor le advirtió que el estudio le llevaría no menos de siete años para poder develar las ecuaciones que Alí pusiera a su consideración –siguiendo el método anterior-
Se prometió que tres años serían suficientes.
V.C.





«El Círculo» V

10 11 2008

Treinta meses después de inscribirse en el curso, había logrado resolver las complicadas ecuaciones que el libro contenía. Alí se convirtió en profesor de tres cátedras para asombro del profesorado y la dirección civil de educación en su país.
u nombre transcendió fronteras y en varios lugares fue puesto como ejemplo de solvencia, perseverancia y dignidad.

El dinero que ahora ganaba era mucho más del que necesitaba para vivir con decoro y confort. Pero, no le alcanzaba.
Quería ser el hombre más rico del mundo. Promesa del libro. Eso sería.

Las siguientes páginas del libro estaban ocupadas de dibujos, planos, figuras complejas, edificios, puentes. Los profesores le confirmaron que de ello se ocupaba la arquitectura y la ingeniería civil y que en conocer esas ciencias, demoraría no menos de ocho años.
-Tres han de ser suficientes, se dijo.

V.C