El Mago Blanco

26 08 2007

Lo mío se transformó en obsesiva investigación.
Durante la empresa, hallé a más que lo conocieron y también desean encontrarlo.
Algunos dicen que es leyenda, que nunca existió. Otros mencionan con detalle las horas y días que pasaron juntos. Muchos, ni quieren decir. Juran que es cuento.
Recorriendo las calles de su tierra, esa que entre mar y montañas se yergue airosa,
angosta y fértil, pude conocer más de esta leyenda cuento historia de vida, relato
mentira o verdad verdadera.
Lo cierto es cierto, aunque crean pocos o nadie.
Lo que es, Es.

Hombre común, alto delgado, gesto austero.
Serio, apenas mínima sonrisa. Las manos quietas al hablar. Sin grandilocuencia.
Sereno. De andar lento. Por momentos, Niño. Otras como un Hombre, joven, adulto, anciano. Muta. Voz profunda, ahuecada al oído como proveniente de un tubo de madera.
Para todos tiene un nombre diferente, cuestión que aún no damos con el suyo.
Pero para distinguirlo en el cuento -si es que es cuento- lo llamaré “Rafael”

Vive en un barrio alejado. O dos o tres, porque nunca va para el mismo lado al irse.
Sale temprano con ropa sencilla, limpia y humilde. Huele a lavanda.
Algunas veces lampiña la cara, otras, barbado de semanas. En su mano derecha, una carpeta. En la izquierda, nada. Balanceando ambos brazos, camina sin exagerar la marcha. Parece que ése es su trabajo, caminar.

Aunque seguro sabe siempre adonde va.

Esa mañana, las calles concurridas por todos los que realmente llevan apuro.
Por dormidos, preocupados, por rutina por ansiosos, por nerviosos, interesados o apáticos. Mendigos sentados en las veredas. Mujeres fregando otras veredas.
Agentes para ordenar tránsito que en todas partes desordenan. Semáforos, autos, transportes, bocinas, bicicletas, plazas. Niños a la escuela, madres amorosas. Madres golpeadoras por nada, pero en público. De todo había. Como en cualquier ciudad.
Los negocios recién abrían sus puertas, y los comerciantes con idéntica maniobra, acomodaban la mercancía.
Y por allí pasaba yo.
Buscaba un café. Iba por mi desayuno.
Lindo lugar encontré. Tomé un periódico del revistero, ubiqué una mesa cerca del ventanal. No leí el diario, había mucho para ver afuera.
El hombre se detuvo, cambió la carpeta de mano y miró. Me miró.
Yo respondí. Grandes ojos almendra, luces.
Levantó la derecha, palma extendida. Saludo tribal.
No sabía de quien se trataba. Al gesto gracioso, respondí con mi diestra.
Entró, se sentó sin que lo invitara. Osado.
En ningún momento dijo su nombre –Rafael-
Preguntó por el mío, -“Completo”- dijo. Pregunté por el suyo, algo me distrajo, no escuché o no lo mencionó –Rafael-
-Por qué me habrá elegido- me dije, pero no hice la pregunta.
-Estoy trabajando. Por eso te elegí- Respondió.
-Ah…¿Así trabajas? ¿Cómo? ¿Anotas? Veo muchos nombres en la lista en la que me agregaste.
-Mis pacientes. Son pacientes porque esperan ser curados.
-¡Yo no estoy enferma!, respondí en tono más alto, bien derecho el torso.
-Eso crees. Pero sanarás. Luego vendrá el pago.
-¿Qué te pagaré? ¡No creerás que soy adinerada! Estás poniéndome nerviosa, aclara esto.
-Te elegí porque tienes Fe y algo más. Sólo por eso. ¡Los incrédulos son tan difíciles! Todo lo cuestionan, no dejan hacer. Debes ser dócil Mujer.
-No soy dócil, dije.
-Lo serás- firme fue su respuesta.
Desde esa última frase, no hablé más. Él lo hacía mientras tomaba agua mineral. Mi café con leche se enfrió.  Bien sé que estuve atenta. No perdí una palabra de Rafael, aunque no puedo recordarlas.
-¿Te volveré a ver? Dije con tono aniñado, casi un “Quédate”.
-Puede ser, Gracias.
-Gracias ¿por qué?
– Por permitirme entrar- Se puso de pié, se acercó a mí y dejó tres besos. Uno en cada mejilla. El tercero en la frente.
Se perdió entre la multitud, pero no pudo hacerlo de mi vista.
Frente a un joven disfrazado de malo se detuvo. Negro el atuendo, aros tatuajes y pulseras con pinches de acero, morral y manos libres que con un gesto negó,  le palmeó el brazo y siguió caminando.
Rafael también, para el lado contrario.

Enfermé como él anunció. Me curé como predijo.
Estoy buscándolo desde el día que me dieron de alta.
No me gusta quedar endeudada, deseo saber en qué consiste el pago y el Algo más, que al pasar mencionara.
Si alguno sabe de él, recompensaré cualquier dato que pudiera brindar.
Para contactarse conmigo, por favor deje su comentario al pie.
Eternamente agradecida.
VC